El centrocampista italiano del Livorno Piermario Morosini, de 25 años, se desplomó en el campo en el minuto 31, se levantó y volvió desplomarse definitivamente en pleno partido de la Segunda División (Serie B) de la Liga de Italia entre el Pescara y el Livorno. Atendido en primera instancia por los masajistas que le practicaron un masaje cardiaco, fue trasladado en ambulancia al Hospital en el que ingresó ya cadáver debido a un paro cardiaco.
Se dió la circunstancia agravante, que va a ser investigada por la Fiscalía italiana y el propio Ayuntamiento de Pescara, que la ambulancia que trasladó al futbolista al hospital tardó unos minutos más de lo debido en acceder al campo, quizá decisivos, debido a que un coche de la policía municipal obstruía la puerta de acceso al mismo. Un bombero tuvo que romper una ventanilla del vehículo para quitar el freno de mano y moverlo con la ayuda de otras personas.
La tragedia de Morosini puede suponer el final más lógico para una vida marcada por la tragedia. Cuando tenía 15 años falleció su madre, a los 17 lo hizo su padre y, entre ambas muertes, un hermano se suicidó.